Faltaba un día para concluir el novenario. Luz María sentía la necesidad de
reclamar a la autoridad, decir con palabras el sentimiento de impotencia
que aún guarda en el corazón desde la noche de la tragedia, la noche en
que con toda la libertad un comando armado mató a sus dos únicos hijos.
Después de enfrentar y exigir justicia al presidente de la República, la madre
de Marcos y José Luis Piña se encuentra tranquila mas no conforme con la
visita de Felipe Calderón. Esta serenidad la sentirá completamente
cuando vea a los verdaderos culpables en la cárcel.
"Ya no me acercaré a él (Calderón Hinojosa) ya le dije lo que le quería decir:
quiero justicia, y él puede hacer algo porque Juárez está de cabeza, y
yo creeré hasta que vea un cambio", indica.
Contrariamente a las demás mamás, Luz María no aceptó reunirse con el mandatario federal ni
mucho menos quiso el apoyo del mismo porque "al ofrecerme algo, es como
si yo aceptara lo que está pasando y no venderé a mis hijos".
"Además, el día que me quiera ir lo haré y punto. No necesito que nadie me ayude
a irme ni me ofrezca visas ni cambiar mi residencia a otro estado".
Ayer fue el último día en que familiares y vecinos se reunieron para hacer
oraciones en la vivienda de Luz María, quien en ocasiones sonríe y
vuelve a entristecerse, sobre todo al recordar que sus hijos ya no están
en casa.
El lunes esta madre volverá a su trabajo, tratará de que la vida sea igual, aunque el recuerdo de que su hijo mayor también
laboraba en la misma maquiladora, le hará más difícil cada día.
"Dios es el que me está dando hartas fuerzas para salir adelante, he sentido
apoyo de mucha gente, de mi esposo, mis hermanas, mis primas, mi
familia, de vecinos, y eso me ayuda a no estar sola completamente",
señala.
"Es muy difícil porque éramos una familia que convivíamos mucho. Marcos era muy juguetón, y también José Luis. Pero ahora entre
mi esposo y yo nos damos la mano porque si me dejo caer, él no va a
aguantar, ni yo tampoco si él se deja caer".
Marcos Piña Dávila, tenía 19 años y era el mayor de sus dos hijos. El joven estudiaba el
tercer semestre de la carrera de Relaciones Internacionales en la
Universidad Autónoma de Chihuahua, campus Juárez.
Desde los 11 años de edad, este joven y su hermano aprendieron a trabajar
honradamente. Empaquetaban artículos en un centro comercial cercano a la
vivienda, y el poco dinero que ganaban, se lo entregaban a sus padres
para apoyar con el gasto del hogar.
Así fue hasta que murieron. Marcos trabajaba desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la
tarde, hora en que ya tenía clases en la universidad. De ahí salía hasta
las 10 de la noche pero llegaba una hora después, cenaba y hacía tareas
o trabajos de la escuela, por lo que en ocasiones se dormía hasta las
dos de la mañana.
Aunque el joven tenía solamente fines de semana para descansar, Luz María aún tiene la hoja donde enlista las tareas de
cada uno de sus hijos: barrer, cocinar, lavar trastos, planchar, entre
muchas otras cosas.
"Los enseñé desde chiquitos, los hice que se hicieran responsables, por eso ellos lavaban su ropa a mano y
planchaban, José Luis cocinaba mientras nosotros trabajábamos, y es que
yo les decía: aquí nos vamos a fregar y todos, siempre quise que fueran
independientes", señala Luz María.
Hasta el momento la mujer no ha recibido la visita de alguna autoridad que le informe claramente
sobre las investigaciones y la detención de dos sujetos a quienes se les
culpa de la muerte de los estudiantes. Por el contrario, conoce
información gracias a los noticieros.
Esta mujer asegura que su exigencia de justicia es por dos motivos. El primero porque quiere que
los asesinos de sus hijos sean castigados, y segundo porque no quiere
que otras madres sufran como ella.
"Muchas mamás tienen dos hijos como yo. Quizás pierdan uno, o los dos como me los quitaron a mí, y eso
es triste, pero si les quitan uno, al menos tienen el consuelo de tener
otro ¿pero si les quitan a los dos?".
La próxima semana regresa el presidente de la República, Felipe Calderón; sin embargo, Luz María
no desea pedirle nada sino sólo una cosa.
"No espero nada, sólo le pido que trate de hacer justicia por todos los muchachitos. Si quiere
que le tengan confianza, que lo demuestre".